Acuerdo Histórico sobre Biodiversidad – COP15
Hace unos días terminó la COP15 de Biodiversidad, luego de dos semanas de negociaciones que se realizaron con dos años de retraso debido a la pandemia. Cerca de 200 países adoptaron el Marco global de biodiversidad Kunming-Montreal que establece cuatro objetivos al 2050 y 23 metas para frenar y revertir la pérdida de biodiversidad antes de que finalice la década, como nos cuenta en detalle la periodista Isabel Alarcón, quien viajó a Canadá para cubrir la conferencia.
Su relevancia es tal, que ha sido calificado por algunos como un equivalente al Acuerdo de París de 2015 sobre cambio climático. Recordemos que los informes de IPBES, así como un sinnúmero de estudios y reportes, han constatado un precipitado declive de la biodiversidad a nivel planetario debido a 5 grandes impulsores: el cambio de uso del suelo y océano, la explotación de organismos, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
El Marco global de Biodiversidad se convierte, de esa forma, en el sucesor de las Metas de Aichi, e incluye objetivos – algunos sin precedentes – como proteger el 30% de la superficie terrestre y del océano hacia 2030; reducir en U$500.000 millones de dólares los subsidios anuales a la agricultura y otras actividades productivas que devastan la biodiversidad; disminuir a la mitad el desperdicio de alimentos; y reconocer los derechos de pueblos indígenas, incluyendo sus territorios y prácticas ancestrales.

Además, los países de altos ingresos acordaron movilizar al menos 20.000 millones de dólares anuales hacia 2025, y 30.000 millones de dólares al año hacia 2030 para los países en desarrollo. El acuerdo también alude a la relevancia de la igualdad de género para la conservación de la biodiversidad y la necesidad de un acceso equitativo a la tierra, participación y liderazgo.
El resultado de la cumbre fue catalogado como “histórico”, pese a algunas críticas y polémicas, como la oposición de República Democrática del Congo a la aprobación del Marco por desacuerdos sobre el financiamiento.
Como sea, este es un tema crítico para América Latina. Primero, porque alberga a algunos de los países más biodiversos del planeta y extensas áreas silvestres (como la Amazonía y Patagonia). Además, posee una altísima riqueza cultural expresada, por ejemplo, en más de 800 pueblos indígenas. Sin embargo, nuestra región presenta el número más alto de asesinatos de defensoras/es ambientales y economías que estrujan a la naturaleza y comunidades.
En ese sentido, el nuevo Marco global de biodiversidad Kunming-Montreal puede actuar en sinergia con otros instrumentos como el Acuerdo de Escazú, potenciando la protección, restauración y gestión sostenible de la biodiversidad, siempre que exista implementación efectiva.
Por ello el nuevo Marco – que no es jurídicamente vinculante – incluye disposiciones para que los objetivos sean mensurables y se realice un seguimiento de los avances de los países, que deberán ser reportados a través de planes nacionales de biodiversidad. Similar a lo que hacen los Estados con las NDC para el Acuerdo de París.
He ahí el mayúsculo desafío: que el Marco de biodiversidad no se convierta en una mera declaración de buenos deseos, y que no fracase como su predecesor, las Metas Aichi. Para ello es clave una sociedad civil activa, así como una transformación real de nuestra relación con el resto de la naturaleza. Es ahora o nunca.
Nota publicada originalmente en Boletín Click Climático por Paula Díaz, editora para América Latina. (23/12/2022)