Conflictos socioambientales

Desde el Programa Defensoras Ambientales, fortalecemos grupos de mujeres que luchan y resisten problemáticas ambientales en la Región del Gran Chaco Americano, Puna y Sistemas de humedales

Estas mujeres luchan por el acceso al agua, a la tenencia de la tierra, contra la contaminación y deforestación que sufren sus territorios. Reivindican la preservación de los bienes naturales y la soberanía alimentaria como base para la supervivencia de sus comunidades.

El actual modelo de desarrollo de estos 3 países (Argentina, Bolivia y Paraguay), privilegia la industria extractivista, la expansión agropecuaria y el desarrollo de la minería afectando los bienes naturales y los territorios donde se asientan comunidades campesinas e indígenas. La tala indiscriminada, la falta de agua y/o contaminación de las mismas, los desalojos de las tierras que poseen ancestralmente, son solo algunos de las principales problemáticas que enfrentan estas comunidades día a día.

Al caracterizarse esta región por su extraordinaria riqueza en cuanto a recursos naturales y biodiversidad, lleva a una disputa constante entre los intereses del modelo económico extractivista y la lucha de los pueblos por el uso consciente y respetuoso de los bienes naturales para el sostenimiento de la vida. El uso indiscriminado de los mismos, en muchas ocasiones se ve avalado por políticas de Modelos de gobierno que favorecen la explotación extractivista, el avance del mercado inmobiliario, la acumulación de capital, desconociendo a los habitantes ancestrales y sus derechos; desplazan y oprimen a les pequeñes productores campesines e indígenas.

Asimismo, el cambio climático está impactando de manera agresiva estas comunidades, alterando las temperaturas y las precipitaciones. Al mismo tiempo, Las emisiones continuas de gases de efecto invernadero están cambiando el clima y ampliando riesgos para los sistemas humanos y naturales. Por otro lado, la reducción de la criósfera, la deforestación, la contaminación de las cuencas y los ríos, la sobreexplotación de acuíferos y demás recursos naturales, obtenemos un combo altamente riesgoso para la vida y salud de les pobladores.

Derecho y gestión de agua segura


Actualmente existen 750 millones de personas en el mundo sin acceso adecuado al agua potable. De ellos, el 90 por ciento vive en zonas rurales, y en estas poblaciones, este problema implica grandes riesgos a la seguridad alimentaria de las familias debido a que las comunidades dependen en su mayor medida de la producción familiar, cultivos y cría de animales. 

Las mujeres y niñes, son las responsables en las zonas rurales de conseguir el agua. En muchos casos, esto demanda entre 2 y 4 horas diarias. Algunas mujeres recorren hasta 6 km para conseguir el recurso, lo cual trae consecuencias directas.

Un acceso adecuado a servicios de agua y saneamiento aumenta la privacidad y reduce el riesgo de ataques y abusos sexuales a las mujeres y las niñas mientras recogen agua. Al tiempo que fortalece las labores productivas, educativas, de capacitación y de ocio.

Cambio Climático


El cambio climático afecta a toda la población sin distinción, pero son las personas más vulnerables, principalmente mujeres y niñas, quienes soportan las peores consecuencias de las tensiones ambientales y sus efectos. Los desastres provocados por el clima exacerban las desigualdades de género arraigadas.

A menudo, las mujeres y las niñas son las últimas en comer o en ser rescatadas; se enfrentan a mayores riesgos de salud y seguridad cuando los sistemas de agua y saneamiento se ven comprometidos; y asumen una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado cuando deja de haber recursos.

En muchos países en desarrollo, las mujeres y las niñas a menudo se encargan de transportar el agua, el combustible recogido y las provisiones de alimentos. Las sequías pueden destruir cosechas, tierras, flora y fauna, agudizar la escasez de alimentos, y empeorar la situación de las mujeres y las niñas, especialmente de aquellas que se encuentran en lugares ya de por sí frágiles.

Cambio Climático


El cambio climático afecta a toda la población sin distinción, pero son las personas más vulnerables, principalmente mujeres y niñas, quienes soportan las peores consecuencias de las tensiones ambientales y sus efectos. Los desastres provocados por el clima exacerban las desigualdades de género arraigadas.

A menudo, las mujeres y las niñas son las últimas en comer o en ser rescatadas; se enfrentan a mayores riesgos de salud y seguridad cuando los sistemas de agua y saneamiento se ven comprometidos; y asumen una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado cuando deja de haber recursos.

En muchos países en desarrollo, las mujeres y las niñas a menudo se encargan de transportar el agua, el combustible recogido y las provisiones de alimentos. Las sequías pueden destruir cosechas, tierras, flora y fauna, agudizar la escasez de alimentos, y empeorar la situación de las mujeres y las niñas, especialmente de aquellas que se encuentran en lugares ya de por sí frágiles.

Seguridad y Soberanía Alimentaria


Cuando de Soberanía Alimentaria hablamos, es importante asegurar la Agricultura Familiar, escuchar la voz de las mujeres, el fortalecimiento institucional de los grupos campesinos para que puedan desarrollar escala, aumentar las capacidades de las familias, comunidades y municipios. Producir, discutir y generar agenda en políticas que permitan alcanzar la disponibilidad , el acceso, el consumo y el buen aprovechamiento biológico.

Mientras que la seguridad alimentaria se refiere a garantizar el aprovisionamiento de alimentos, la soberanía alimentaria se entiende como la facultad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria. Es aquí, donde cobra relevancia el concepto territorio-cuerpo-tierra como un entramado que significa que somos cuerpos arraigados a territorios; por lo tanto, lo que pase en los cuerpos afecta a los territorios y viceversa.

Violencia contra Defensoras – Protección y seguridad


En América Latina, la expansión de las actividades extractivas y los agros negocios a gran escala han multiplicado los conflictos territoriales y aumentado de forma alarmante los índices de violencia contra las personas que defienden los bienes naturales, el agua, la tierra, los bosques, los ríos. Sufren amenazas, hostigamiento, acoso judicial, vigilancia ilegal, desapariciones forzadas, chantaje, agresiones sexuales y asesinatos.

Las mujeres defensoras son vistas como una amenaza porque cuestionan y ponen en riesgo las estructuras de poder basadas en privilegios de clase y en discriminaciones de género. Ellas son quienes más sufren las consecuencias de la pérdida de acceso a la tierra y los recursos naturales.

Más de dos tercios de los asesinatos relevados por Global Witness en su último informe, ocurrieron en América Latina, posicionada constantemente como la región más afectada desde que la institución comenzó a publicar datos en 2012. En 2019, solo en la región amazónica tuvieron lugar 33 asesinatos. El año pasado, el 40% de las personas defensoras asesinadas pertenecían a comunidades indígenas.

Violencia contra Defensoras – Protección y seguridad


En América Latina, la expansión de las actividades extractivas y los agros negocios a gran escala han multiplicado los conflictos territoriales y aumentado de forma alarmante los índices de violencia contra las personas que defienden los bienes naturales, el agua, la tierra, los bosques, los ríos. Sufren amenazas, hostigamiento, acoso judicial, vigilancia ilegal, desapariciones forzadas, chantaje, agresiones sexuales y asesinatos.

Las mujeres defensoras son vistas como una amenaza porque cuestionan y ponen en riesgo las estructuras de poder basadas en privilegios de clase y en discriminaciones de género. Ellas son quienes más sufren las consecuencias de la pérdida de acceso a la tierra y los recursos naturales.

Más de dos tercios de los asesinatos relevados por Global Witness en su último informe, ocurrieron en América Latina, posicionada constantemente como la región más afectada desde que la institución comenzó a publicar datos en 2012. En 2019, solo en la región amazónica tuvieron lugar 33 asesinatos. El año pasado, el 40% de las personas defensoras asesinadas pertenecían a comunidades indígenas.

Derecho y Acceso a la Tierra


El acceso al agua y a otros recursos naturales, así como a servicios básicos tales como el saneamiento y la electricidad, está condicionado en muchos casos al acceso a los derechos sobre la tierra. El desarrollo sostenible de las comunidades tiene bases directas con el acceso, uso y control de los derechos de tierra y en la seguridad de esos derechos. 

La Organización de Naciones Unidas (ONU) estima que las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial. Del total de la tierra del mundo sólo el 2% es propiedad de las mujeres, y reciben únicamente el 1% del crédito para la agricultura. A pesar de representar más de un tercio de la población mundial, sólo el 30% de las mujeres rurales poseen tierras agrícolas, y no tienen acceso a los medios de producción.

La forma de distribución, tenencia y utilización los derechos sobre la tierra es muy diversa y tiene consecuencias sociales, políticas y económicas diferentes. En general la tenencia de la tierra puede ser privada, comunal o estatal.

Deforestación y Monocultivos


El Gran Chaco Americano es una ecoregión boscosa de gran diversidad, tanto ambiental como social. Por su extensión (1.066.000 km2 ), constituye la mayor masa boscosa de Sudamérica, después de la Amazonía, y comprende territorios de Argentina (62,19%), Paraguay (25,43%), Bolivia (11,61%) y Brasil (0,77%). 

Desde el 2010, los desmontes en esta región están descontrolados, lo que causa un grave impacto ambiental en la región. Afecta directamente la flora y fauna del lugar, pero también influye en el cambio climático, incrementa las inundaciones ya que el suelo no absorbe naturalmente el agua de lluvia. Las tierras son en general destinadas a la plantación de monocultivos (soja, principalmente), con lo que se maximiza su rendimiento para un período corto de tiempo, pero se agota su capacidad de nutrientes inhabilitando grandes extensiones de territorio en un futuro cercano.

El problema se agudiza con los desalojos y violencia que se ejerce ante las comunidades campesinas e indígenas que habitan estos territorios y son obligadas a dejar sus tierras y desplazarse a zonas urbanas cercanas.

Deforestación y Monocultivos


El Gran Chaco Americano es una ecoregión boscosa de gran diversidad, tanto ambiental como social. Por su extensión (1.066.000 km2 ), constituye la mayor masa boscosa de Sudamérica, después de la Amazonía, y comprende territorios de Argentina (62,19%), Paraguay (25,43%), Bolivia (11,61%) y Brasil (0,77%). 

Desde el 2010, los desmontes en esta región están descontrolados, lo que causa un grave impacto ambiental en la región. Afecta directamente la flora y fauna del lugar, pero también influye en el cambio climático, incrementa las inundaciones ya que el suelo no absorbe naturalmente el agua de lluvia. Las tierras son en general destinadas a la plantación de monocultivos (soja, principalmente), con lo que se maximiza su rendimiento para un período corto de tiempo, pero se agota su capacidad de nutrientes inhabilitando grandes extensiones de territorio en un futuro cercano.

El problema se agudiza con los desalojos y violencia que se ejerce ante las comunidades campesinas e indígenas que habitan estos territorios y son obligadas a dejar sus tierras y desplazarse a zonas urbanas cercanas.

Minería y Extractivismo


Nuestras más grandes riquezas son nuestros bienes naturales: el agua, la tierra, los árboles, la biodiversidad, los hidrocarburos, el material genético, los minerales. Las actividades extractivas se dedican, básicamente, a la extracción masiva de estos bienes comunes para beneficio de grandes empresas, y desmedro de las comunidades y sus territorios.

La minería es una actividad extractiva que supone que el territorio y las personas son un recurso de cambio y utilización. La minería pone en tensión diferentes niveles culturales, sociales, económicos, pero principalmente supone un riesgo real a la seguridad y forma de vida de los pueblos originarios. Según el informe (2013) del relator especial de ONU sobre los pueblos indígenas, la minería es uno de los factores sustanciales que amenaza la existencia misma de los pueblos tanto desde el punto de vista biológico como cultural.

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